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Tan conspicuo honor corresponde al centro del país.
Procedentes de México, las primeras habas de la esterculiácea llegan a la
región de Sancti Spíritus, a mediados del siglo XVI mucho antes que las
acomodadas familias francesas asentadas en la entonces convulsa República de
Haití, trajeran en 1781 a La Primada la pericia de sus hacendados y esclavos en
el manejo de la planta aportadora del llamado Elíxir de los Dioses.
POR
SANCTI SPIRITUS
Fuentes históricas aseveran que en 1540 esas simientes fueron plantadas en la
finca del hato de Pedro Barba, lugar de esta ínsula caribeña
perteneciente entonces al Cabildo de Remedios y hoy al espirituano municipio de
Cabaiguán. La siembra se extendió después hacia el sur, a Trinidad.
Terminaron
por deportar cultivo al intrincado extremo del nororiente cubano que ahora lo
acoge, los ciclones, y las medidas aduaneras restrictivas dictadas por
España, interesada en incrementar en su colonia la caña de azúcar y el tabaco.
La
delicadeza reclamada por el cacao, en su manejo, parecer ser razón de peso para
la preterición de que fue objeto la advenediza planta en la zona central.
En
abono de esas tesis, en su Descripción de la Isla de Cuba (1757), Nicolás de
Joseph de Ribera (español nacido en la Perla de las Antillas) escribe que en
esta “pocos siembran cacao porque sus flores necesitan cuidado continuo, y
tardan algo en producir, y principalmente porque la caña y el tabaco son
labranza más importante, en que se ocupan sus labradores con acierto”.
Muchos estudiosos de la literatura y de la planta en cuestión, se preguntan por
qué Plácido, el poeta romántico cubano cuyo bicentenario se conmemora por estos
días y que escribió afamadas letrillas a la Flor de la Caña y a la Flor
del Café, no dedicó ninguna a la del cacao.
PRESENCIA
ABORIGEN
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Esa es una acción manual en la que intervienen herramientas asociadas a la
cultura taína y cuyo empleo exige de una destreza que mediante
transmisión generacional, ha perdurado al igual que el centenario método de
fermentación y secado en gaveteros.
En
la fábrica casi artesanal en que se beneficia a la semilla, el titular del
Theobroma explica cómo esta funciona.
No
interrumpe el hilo de la conversación, ni siquiera el vocerío con que un
campesino anuncia su llegada al lugar. Viene con la yegua cargada de habas que,
luego de sobrevivir a minuciosa colecta, se someterán a la fermentación,
secado, selección y almacenaje.
“Esto
es un cuarto de fermentación”, reitera el guía, mientras mueve el índice había
seis hileras de cajones, con capacidad para unos cinco quintales de mazorcas, y
llama la atención sobre “la importancia de darle un volteo adecuado para que se
realice a plenitud la mezcla alcohólica y acética”.
El
productor Eugenio Palmero se ha sumado al periplo y aclara que
anteriormente el proceso de secado era responsabilidad privativa del campesino,
“porque el cacao se acopiaba seco”.
El
recién llegado toca la marímbula en el grupo folclórico Kiribá-Nengón,
del Guirito, un quinteto que ha rescatado del olvido esas dos
manifestaciones musicales, otrora muy populares en el campesinado afín a los
cacahuales.
Las
parejas que intervienen en esas danzas y bailes, visten el traje típico
de las antiguas fiestas del Kiribá, celebradas con motivo de la recolección del
café y del cacao.
“Mientras
los músicos tocaban ese ritmo, los danzantes removían el cacao con los pies y
contribuían a su volteado y secado”, indica a NEGOCIOS, el Historiador de la
Ciudad, Alejandro Hartmann.
Después del ritual saludo al intelectual, con el cual mantiene vínculos casi
osmóticos, en torno al tema en que ambos se desenvuelven como pez en el agua,
Urbano subraya que una vez seco el grano, se procede a tostarlo, descascararlo
y molerlo.
El polvo resultante se utiliza con diversos fines, el más común consiste en
mezclarlo con leche y un aglutinante (por lo general harina de trigo o plátano)
para obtener el tradicional chorote.
Ese preparado se consume familiarmente, se brinda a las visitas, en ceremonias
en velatorios y en ceremonias laico religiosas, como los altares de Cruz, que
aún perduran en los sitios más apartados de la Primera en el Tiempo.
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