Por: Pablo Soroa Fernández
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Un breve diálogo con el septuagenario basta
para corroborar que tan pomposo y original titulo no se otorga a cualquiera en
La Primogénita de Nuestras Villas y Ciudades, esa que conquistó a los
conquistadores, donde sobre cacao conoce hasta el gato y se dedican a
producirlo 400 caballerías y alrededor de dos mil campesinos, casi todos
versados en la materia.
Pero lo que diferencia positivamente de la
colectividad al protagonista de este reportaje no es la experiencia (que como
se verá más adelante, le sobra), sino la sabiduría en torno a un cultivo que
beneficia a alrededor de 10 mil personas y constituye el principal renglón
exportable del segundo municipio en importancia de la oriental provincia de
Guantánamo, localizada a un millar de kilómetros de La Habana.
NINGUNO
SABE MÁS QUE EL REY
Al baracoense como el resto de los cubanos le gusta
polemizar sobre impensados temas, pero ninguno se atrevería a afirmar que de
chocolate sabe más que Urbano, ni a insinuar que conoce mayor número de recetas
para elaborarlo que él, so pena de ser “obsequiado” con par de rechiflas
generales: una por cada dislate.
“Lo consumo desde pequeño:
en el desayuno, entre comidas, antes de acostarme e incluso antes de conocer
sus propiedades antibacterianas, antioxidantes y afrodisíacas”.
Antes de la Revolución,
convivió varios años con la esterculiácea en la República de Ecuador, y después
de 1959 fue asesor del Ministerio de la Agricultura, en lo concerniente a aquella
planta, y la del cafeto, en cuyo manejo también es autoridad.
Su interés proverbial por el producto del cual
es monarca lo ha transformado en un erudito sobre el tema. Está impuesto en
detalles de una pesquisa científica, según la cual la esperanza de vida es
mayor en los consumidores habituales de la popular golosina, y menores las
posibilidades de contraer cáncer.
“Los ´adictos´ al cacao
poseen mayor elasticidad en las arterias y una mejor circulación sanguínea”,
subraya este baracoense que al filo de la longevidad, auxilia a la Empresa que
atiende ese rubro exportable en Baracoa, representa ocasionalmente a Cuba en
eventos internacionales, y es el artífice de La Ruta del Cacao, proyecto cubano
en que participa de manera protagónica la Organización de Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y con el cual este trabajo se
propone relacionar al lector.
Rodríguez es un Tesoro Humano Vivo, apelativo
que reserva esa organización internacional para quienes salvaguardan el
patrimonio cultural inmaterial: usos, representaciones, expresiones,
conocimientos, técnicas, objetos, artefactos y espacios culturales que le son
inherentes, y se reconocen como parte del acervo cultural de comunidades y
grupos.
SENDERO
DE PARTIDA
En Baracoa esa ruta está muy vinculada al turismo de
naturaleza y tiene su punto de partida en un sendero turístico localizado en el
cacahual de Duaba, punto casi equidistante del Yunque de Baracoa, Monumento
Nacional de la Naturaleza Cubana y de la playa por donde desembarcaron Antonio
Y José Maceo, Flor Crombet y los demás expedicionarios de la goleta Honor, el
primero de abril de 1895.
En esa área-laboratorio es
posible apreciar las diferentes transformaciones a que es sometida la bellota
denominada por los aborígenes americanos elixir de los dioses: desde la
plantación de la semilla en viveros, siembra, recolección, beneficio
industrial, y ulterior almacenamiento, antes de diseminarse por la red
comercial.
Como afirman los
especialistas Sophie D,Coe y Michael D.Coe, que el chocolate, esa sustancia
café oscuro, agradablemente amarga y químicamente compleja guarda escasa
semejanza con los granos rodeados de pulpa contenidos en la mazorca.
Llama la atención que predomina aun la misma
estructura agroproductiva básica aplicada en sus plantaciones primigenias por
más de un centenar de familias francesas asentadas en la zona entre 1781 y
1804, en coincidencia con los acontecimientos revolucionarios en la vecina
Haití.
Gracias a la pericia de esos hacendados y la
laboriosidad de los esclavos que los acompañaron, la Primogénita alcanzó un
auge inusitado en la producción de la mazorca, el cual se prolonga hasta
nuestros días y la ha convertido en la mayor productora nacional.
Ese privilegio sería
imposible solo con sus plantaciones propias, sin el tributo de las
pertenecientes a los municipios contiguos: Imías, Maisí y San Antonio del Sur,
donde también florece la plata sobre la cual seguiremos revelando secretos en
el próximo número.
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